Trastornos metabólicos durante la transición: del balance energético negativo a la cetosis subclínica

Phileo

Los trastornos metabólicos pueden tener un efecto significativo en la lactancia, el desempeño, la fertilidad, la salud en general y la longevidad de las vacas. La mayoría de estos se dan más o menos al rededor del parto y se relacionan con la transición de periodo seco a la lactancia. Aunque constantemente se mejora la nutrición y el manejo de las vacas durante la transición, los trastornos metabólicos siguen siendo un importante riesgo debido a la exigencia sobre la genética para que cada vez haya mayor producción de leche.

 

La cetosis es el trastorno metabólico más común, con el mayor impacto en la productividad durante la transición de las vacas, en especial la subclínica, resultado de un balance energético negativo (BEN). La cetosis subclínica es un trastorno costoso, que impacta en el rendimiento de la leche durante toda la lactancia, además de que afecta el desempeño reproductivo y estado inmunitario del ganado lechero. Los datos muestran que la cetosis subclínica lleva a la disminución de consumo de materia seca de hasta 20% y una reducción promedio de rendimiento de la leche de 2 kg.

picto ganado lechero

¿Por qué las vacas presentan un BEN?

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Después de parir, junto con la producción de leche, aumenta drásticamente la necesidad de energía, lo que ocasiona requerimientos energéticos mayores a las capacidades del alimento. Las vacas reciben menos energía que la que necesitan para producir leche y mantenerse, lo cual lleva a un balance energético negativo (BEN).

Para afrontar este desequilibrio energético, las vacas movilizan reservas de grasa corporal. Los lípidos de los depósitos de grasa corporales se transportan al hígado como ácidos grasos no esterificados (AGNE) para utilizarlos como fuente de energía. La ubre usa glucosa para la producción de leche, lo que ocasiona baja glucosa en sangre y niveles bajos de insulina. Los bajos niveles de insulina inician la movilización de grasa necesaria para cubrir la demanda inmediata de energía. Estos mecanismos se llevan a cabo en todas las vacas después del parto. . Sin embargo, si el animal no se recupera rápido del BEN, se enfrentará a problemas de salud y el BEN se transformará en cetosis subclínica o incluso clínica.

Repartición de energía después del parto

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Las glándulas mamarias tienen prioridad en el uso de la glucosa. La ubre usa la glucosa para hacer lactosa, que es el principal impulsor para producir leche, pues la vaca está programada para elaborar leche antes que cumplir con otras funciones. Los niveles bajos de insulina conducen a bajos niveles de otras hormonas importantes, como la IGF1, sumamente importante para el desarrollo folicular y el desempeño reproductivo futuro de la vaca.

 


Si tarda mucho tiempo en recuperarse del BEN, los niveles AGNE aumentan impactando negativa y directamente la calidad del ovocito. Además, cuando el hígado se sobrecarga de AGNE no puede hacer frente y empieza a producir cuerpos cetónicos que, en concentraciones más altas son tóxicos y pueden impactar de forma negativa al sistema inmunitario. Las concentraciones más altas de AGNE también conllevan a hígado graso.

El papel del sistema inmunitario en el BEN

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La alta producción de leche es el único factor relacionado con el BEN. La función inmunitaria innata y adaptativa de una vaca se altera alrededor del parto, lo que pone al animal en un mayor riesgo de contagio de enfermedades infecciosas, que pueden desencadenar un proceso inflamatorio. Después del parto, las vacas muestran biomarcadores de inflamación sistémica, a menudo sin claras señales de infección. La inflamación es una reacción del sistema inmunitario innato involucrado en el parto que podría estar provocada por diferentes cambios metabólicos y hormonales que se dan durante el mismo. El sistema inmunitario activado necesita de altas cantidades de energía (principalmente glucosa) para mantener esta inflamación. Esta energía puede ser igual a la brecha de energía en vacas con cetosis, que contribuye en gran medida al desarrollo del BEN después del parto. Los metabolitos inflamatorios también presentan un impacto negativo en el ovocito y en el desempeño reproductivo futuro.

Uso de Actisaf® Sc47 para combatir los trastornos metabólicos después del parto

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La suplementación de dietas con las levaduras probióticas Actisaf® Sc 47 ayuda a mejorar el estado inmunitario de las vacas y reduce el riesgo de BEN. Esto se logra al reducir la inflamación sistémica y mejorar el consumo de materia seca y la fermentación del rumen, lo cual resulta en mucho mayor disponibilidad de energía en las glándulas mamarias para producir leche.

 

Al suplementar con una dosis adecuada de Actisaf® Sc 47 durante el período de transición se tiene un impacto significativo en la inflamación sistémica y el BEN, lo que apoya la adaptación metabólica de la vaca para una óptima lactancia.

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